Description
Ni este cartel ni su motivo han sido reproducidos en otros carteles. Sin embargo, existen dos carteles idénticos que utilizan el mismo motivo pero con formatos diferentes. Corresponden a las exposiciones organizadas por el Ministerio de Cultura, Dirección General del Patrimonio Nacional, Archivos y Museos, en Barcelona y Madrid, 1980 y 1981 respectivamente, para mostrar la colección de obra gráfica original de Picasso del Estado español.
Este cartel reproduce un óleo que Picasso conservó y que, cedido por sus herederos en pago de impuestos de sucesión, hoy forma parte de la colección del Musée Picasso de París. Picasso realizó este cuadro junto con una serie de grabados sobre el mismo tema. En 1951 Picasso pintó una serie de obras relacionadas con escenas caballerescas en las que trató el tema con gran sentido del humor.
En relación con estas obras, en cuya creación estuvo presente Kahnweiler en muchas ocasiones, Cabanne, que también estuvo presente en la conversación con Françoise Gilot sobre el escudo, comenta que “Françoise señaló que el escudo no era históricamente exacto. Pablo insistió en que sí lo era, añadiendo que el cuello delgado del caballero no era posible en la realidad, ‘pero nadie lo notaría’. Françoise dijo que no tenía conocimiento documentado de la vestimenta de los caballeros, pero los detalles eran de una precisión impresionante”. Ante estos comentarios, Picasso le dijo a Kahnweiler: “Puedes estar seguro de una cosa: si siguiera dibujando caballeros medievales como estos, acabaría sabiendo cómo era el botón más pequeño de sus pantalones”.
Aparte de su tema inusual, este cuadro respira un aire de humor y broma astuta que lo hacen muy interesante. El Maestro parece haber dejado volar su imaginación aquí. A la creación de esta atmósfera humorística contribuye el singular dibujo de la cabeza de un caballo, con la boca abierta y mostrando los dientes, ya sea porque el jinete lo ha toscamente atigrado o porque se ríe del espectáculo.
Lo que llama la atención en este cuadro es la caracterización de los personajes por parte de Picasso con una ironía que se encuentra tanto en los rasgos de los pajes como en el rostro del sacerdote que asiste a la partida del noble con una actitud de humildad hipócrita y preocupación. Igualmente irónicos son los detalles de la armadura y el atuendo rococó del corcel.
En cuanto al colorido empleado, hacen especialmente atractiva esta pintura las audaces pero adecuadas combinaciones de color empleadas, especialmente el azul del cielo, el amarillo de las paredes y el gris de los tejados, que le permitieron contrastar con acierto los herrajes de acero de la armadura del noble y la ornamentación de los estribos, que combinan muy bien con el bermellón de la indumentaria de los pajes.