Description
Allí estuvo unos meses, lo que le dio tiempo para explorar otras partes de Italia y entrar en contacto con el arte clásico.
Durante su estancia, Picasso conoció a Igor Stravinsky, el genial compositor, con quien mantuvo una fructífera relación, y de quien dibujó varios excelentes retratos a lápiz en estilo clásico. El dibujo reproducido en este cartel es un excelente ejemplo de esta habilidad aguda y penetrante.
Al hablar de esta obra, William Boeck dice que Pablo se preocupaba más por el contorno que por cualquier otra cosa “[…] casi olvidándose del modelo […]. Aquí se ve la incomparable habilidad de Picasso […] con el lápiz, una habilidad que nunca perdió […] dibujando contornos, el trazo nunca sobrepasa los límites establecidos, sino que con movimientos seguros y pausas logra efectos espaciales complicados”. En este excelente retrato, Picasso, con un toque ingresiano, nos muestra un Igor Stravinsky de serena majestuosidad, quieto e imponente, casi hierático.