Description
Miquel y Juan Gaspar, a través de los amigos de Picasso, Jaume Sabartés y Juan Vidal Ventosa, lo visitaron en Cannes el 10 de noviembre de 1955. De este encuentro nació una gran amistad que hizo que Picasso fuera un visitante más frecuente y regular de Barcelona, ya que en aquella época las obras del Maestro empezaban a exponerse en la Sala Gaspar de Barcelona, con todos los riesgos que ello implicaba para sus propietarios y el coraje que suponía oponerse al boicot de las autoridades gubernamentales.
En aquella época un acontecimiento de esta naturaleza implicaba, tanto para la Galería como para sus propietarios, todo tipo de riesgos, repercusiones y acoso por parte de las autoridades y de los partidarios del régimen, que se irritaban ante cualquier manifestación a favor del pintor y aplicaban una serie de medidas disuasorias contra todo aquel que se atreviera a exponer su obra o a escribir sobre él. Dada su condición de artista prohibido por la enemistad con el régimen franquista, fue condenado al exilio y su consideración oficial fue prácticamente nula. Prueba de ello fueron los expolios y actos vandálicos que sufrió muchos años después la Galería Theo de Madrid cuando organizó una exposición completa de la fascinante “Suite Vollard”.
La primera exposición en la Sala Gaspar se celebró en 1955. Además de obras de Picasso, se expusieron también las de Villon, Léger, Chagall, entre otros. Posteriormente, y con la misma valentía, organizaron otra exposición de treinta y nueve litografías de Picasso en 1956. Y de nuevo en 1957 una gran muestra organizada por el excepcional marchante Kahnweiler, que tuvo un gran éxito.
A pesar de las dificultades y peligros que entrañaban estas exposiciones, los hermanos Gaspar las continuaron en los años siguientes. Este cartel corresponde concretamente a la exposición que se celebró en 1960 para la que Picasso realizó esta litografía con un texto manuscrito. Entre otras novedades, en esta muestra se exhibió por primera vez la ‘Tauromaquia de Pepe-Hillo’, un libro sobre la tauromaquia ilustrado por Picasso por encargo de otro valiente empresario español, Gustavo Gili.
Jaume Sabartés, comentando la petición de sus amigos los Gaspar de que escribiera un texto sobre la obra de Picasso para el catálogo que debía llevar en su portada una litografía realizada en un lenguaje similar al de este cartel, decía que “la obra de Picasso hay que verla: intentar explicarla es algo así como querer imponer una opinión y adelantarse al afán de ver y apreciar, admirar o rechazar sin previo aviso”. Y más adelante en el mismo texto, como hemos comentado, añade: “La obra de Picasso, tal como yo la entiendo, habla por sí sola alto y claro”.